lunes, 10 de abril de 2017

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA - Pío Baroja


El árbol de la ciencia es el primer título de la trilogía La Raza (El árbol de la ciencia, La dama errante y la ciudad de la niebla), publicada en 1911. Está considerada por los críticos y por el propio Baroja como su mejor novela. Tal vez, más que en ninguna otra, presenta su autor su visión del mundo y de la realidad; así como su pesimismo existencial. Baroja por su actitud crítica con la realidad, por su compromiso social y político explícito y por su defensa de la necesidad de cambios es integrado dentro de la Generación del 98.

Los nuevos escritores de ésta época, se rebelan contra los valores de la sociedad capitalista, rechazando el industrialismo, así como los valores burgueses, adoptan diversas posturas estéticas e ideológicas, como el anarquismo de Baroja. Este racionalismo de los nuevos escritores no es ajeno a la crisis del pensamiento positivista, ni a las contradicciones de una sociedad en acelerado cambio. Estos escritores estaban agobiados por la sensación de decadencia y desastre que acompaño a la perdida de las ultimas colonias españolas. A finales del siglo XIX, se produce el desastre de 1898, fecha en la que España, derrotada militarmente por Estados Unidos, pierde los restos dispersos de su antiguo imperio colonial (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la Isla de Guam). Las críticas de las clases medias, deseosas de renovar el régimen de la Restauración se acentúan, acabando por plantearse la cuestión de la crisis del Estado. Surge un movimiento ideológico, el Regeneracionismo, que reivindica la modernización de España en lo político y en lo económico. Estos escritores no son ajenos a la crisis del pensamiento positivista, ni a la del Realismo, se notará en la prosa, cada vez es menos el vehículo de narraciones en sentido clásico. Los relatos conviven con libros de carácter más descriptivo, siendo liricosos ensayistas.

El pensamiento filosófico y existencialista de Baroja (basado, sobre todo, en los filósofos Schopenhauer y Kant) se desarrolla a lo largo de la novela a través de diversos temas y motivos. El tema más importante es la falta de fe del personaje (y por consiguiente del autor) en la vida y en la existencia humana. Qué es la vida y la angustia existencial se desarrolla a lo largo de la obra en la figura de Andrés Hurtado. Otro tema importante es el enfrentamiento entre el mundo natural y el mundo de la ciencia. Esto se hace ver en el título, viene del pasaje bíblico del árbol de la vida y el árbol de la ciencia, del bien y del mal. Baroja con más fe en la ciencia que en la vida, idea que comparte con el pensamiento positivismo científico del siglo XIX, se niega a creer que el árbol de la ciencia sea mustio y diese la muerte, mientras que el de la vida sea inmenso y frondoso y llevase a la vida eterna. La obra tiene un tono de crítica sobre la sociedad asfixiante de la época. El escepticismo barojiano, su idea de un mundo que carece de sentido, su falta de fe en el ser humano, le llevan a rechazar cualquier posible solución vital, a un marcado individualismo pesimista. Otro aspecto que hay que señalar de la obra, es la higiene, unas veces como sistema preventivo y otras como terapia. Esta idea le obsesiona en su juventud. Esto se hace notar cuando el protagonista va con su hermano menor Luisito al pueblo de Valencia y cuando va como médico a Alcolea. Baroja tiene una idea clara de higiene, producto natural de su formación como médico.

Otro de los temas a destacar es la visión de la Medicina en esta época, donde, por ejemplo, los profesores que impartían las asignaturas eran todos mayores y muchas veces no sabían enseñar lo correspondiente al tema. También, cabe señalar una frase que intenta ilustrar cómo era la carrera de Medicina en esos tiempos: “existía entre los estudiantes de Medicina una tendencia al espíritu de clase, consistente en un común desdén por la muerte; en cierto entusiasmo por la brutalidad quirúrgica y en un gran desprecio por la sensibilidad.”

El tema de la muerte está muy presente, alguien apuntó que Baroja solo concedía la muerte a sus personajes más queridos, la muerte de su protagonista supone el fracaso de sus ilusiones. Con la muerte de Andrés Hurtado muere la ilusión de vivir de un joven, agobiado por las inquietudes científicas y su búsqueda de la verdad filosófica.

Siempre se caracterizó Baroja por presentar en sus novelas un abultado número de personajes secundarios. La caracterización de los personajes no reside en su profundidad psicológica, sino en su función de elementos imprescindibles de la acción: ni su protagonista ni los personajes principales (Iturrioz, Lulú, Aracil, Nini o Margarita) podrían considerarse redondos, sino planos y representativos de un modo de ser y de actuar. Casi todos los personajes secundarios están caracterizados de forma negativa, entre ellos destaca Lulú, personaje que construye poco apoco, es de los pocos personajes que no tienen base autobiográfica.

De las siete partes que componen la obra, las tres primeras y las tres últimas recogen el desarrollo de la trama, mientras que la cuarta está planteada a modo de dialogo entre el protagonista y su tío Iturrioz. En esta parte, se exponen las teorías que tienen ambos sobre la vida, siendo Andrés defensor de la verdad absoluta, mientras su tío apuesta por la verdad útil. Esta cuarta parte se divide a su vez en cinco capítulos, y en el tercero de ellos, El árbol de la ciencia y el árbol de la vida, se exponen las ideas principales de la novela, al estar ubicado en el centro exacto de la obra, determina la estructura.

Con pulso narrativo rápido y una prosa que utiliza con agilidad los diálogos y las pinceladas descriptivas, Baroja cuenta en esta novela de forma lineal, la historia de Andrés Hurtado. Llamativo le resulta al lector, que la narración se realice en la tercera persona omnisciente, su punto de vista narrativo no tiene restricciones y se sitúa en un plano estratégico. De mencionar es que el discurso se sustenta en la agilidad narrativa que le dan al texto una narración fluida, pinceladas descriptivas y los abundantes diálogos. Emocionante es que en cuanto al espacio se produce a lo largo de la novela un fuerte contraste entre los escenarios de las urbes (Madrid) con los rurales (el pueblo de Valencia, de Burgos y Alcolea del Campo). Bajo la mirada de Andrés, la mirada y la vida de la ciudad se representa corrupta y enviciada, como su propio ambiente, mientras que la vida en el campo, en plena naturaleza, se concibe saludable y positiva para el hombre. Tanto el espacio como el tiempo, e incluso los personajes, son meros elementos al servicio de la acción. La tendencia antirretótica es muy llamativa, a menudo se le ha reprochado a Baroja su descuido en la forma de escribir.

Uno se siente conmovido ante el protagonista, a veces puede resultar antipático, pero casi siempre sabe hacerse con la gente quizás por esa misma antipatía. El desenlace final emociona, pues el personaje produce sentimientos de cariño. La obra es adecuada y coherente en su final, puesto que sería poco creíble que el personaje tras haber dado muestras de su pesimismo y debilidad durante toda la obra, supere el golpe final de la muerte de su hijo y su mujer. Es agradable la lectura de la obra, aunque el protagonista resulte extravagante, uno se siente identificado en algunos aspectos con él.

Sin embargo, hay aspectos que chocan al lector, como cuando muere el hermano pequeño de Andrés, Luisito, y el primero no siente nada. O todas las veces que Hurtado critica a la sociedad, pero no se implica en cambiar las cosas (le plantean que se dedique a la política, pero él lo rechaza porque argumenta que no sirve para nada).

Para concluir se debe señalar que El árbol de la ciencia trata los dos absurdos enormes, intolerables, que Baroja veía en la vida: la crueldad y la estupidez, y recoge su pesimismo sobre el funcionamiento de la sociedad y la falta de sentido de la existencia humana.

Esperamos vuestrxs comentarios ;)


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